¿Y qué si hoy no quiero ser fuerte?
También estoy hoy debajo del rin.
¿Y qué si fui herida?
No me tengo que quedar así. ¿Me dolió? Sí ¿Aprendí? Sí. Sigo pensando que lo más hermoso que existe es que cada día hay nuevas oportunidades, de poner en práctica lo ya aprendido.
No me quiero quedar pensando cuanto me dolió. O porqué me pasó. O porqué hace o hizo lo que hizo, o porque no hizo lo que debió. No puedo controlar eso. Ni quiero. La verdad es que todos tienen derecho a equivocarse, incluyéndome, incluyéndolo, incluyéndolos, incluyéndolas...
¿Y qué, si estoy creciendo?
No soy una mujer perfecta. La he regado. Varias veces. Y no puedo darles gusto a todos con mi manera de ser. Es cansado e inútil hacer eso. Es desgastante y casi sin sentido.
Estoy contenta porque en mi trabajo van las cosas muy bien. Le estoy poniendo muchas ganas y poco a poco estoy logrando cosas. Aprendiendo a ser una mujer más segura y fuerte. No soy una muchacha que lo sabe todo. No soy un genio, ni una estrella. Pero soy una soñadora. Y alguien que tiene disposición de hacer algo bueno, y no sólo por mi o por los mios.
En fin, lo que quiero decir es ¿y qué si me equivoco? ¿ya no hay solución? Creo que sí la hay. Creo que la vida tiene muchos valles y cimas. Y qué. Un día arriba, un día abajo. Y qué. Un día ríes y otro lloras. Y qué.
Aún tengo cosas qué definir. Y qué.
Todo estará bien. Confío en Ti. Y quiero aprender a hacerlo cada día más.
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