Han pasado muchas cosas estos últimos 4 meses. Hubo un desastre en Haití, muy recientemente un terremoto también en Chile, por mencionar algunos acontecimientos mundiales. El mundo está en una crisis.
A fuerza de decir verdad, he estado pensando que esas cosas evidencian de alguna manera la condición humana actual. De la misma manera que cuando está desordenado mi cuarto puedo ver reflejado algunas áreas de mi vida que también están o han estado desordenadas. Gracias a Dios adentro de mí permanece el deseo de ser mejor. De cambiar aquello que no está bien. De mejorar aquello que es mejorable. De quitar aquello que me hace daño y permitir la entrada de aquello que me hace bien. No estoy diciendo que lo haya logrado, ni siquiera me atrevo a decir que voy muy adelantada en estas metas, pero... a pesar de tantas cosas que a veces me mueven, mis propios errores, mis propias confusiones, mi falta de madurez para manejar algunas emociones, además de las circunstancias que rodean mi vida siento esperanza. Y ahora, una determinación de ordenar mi vida interior.
Pienso que es muy difícil aprender en camisa ajena. Hay personas que son muy dóciles y se evitan muchos problemas por adelantado haciendo exactamente eso. Habemos personas que a veces pasamos por cosas difíciles, que nos duelen o nos "mueven el tapete" severamente y sólo así entendemos, o nos cae el veinte. Pero como decía un amigo, "no te cae el veinte hasta que te cae". Y eso se llama gracia. Un momento de lucidez, un momento de claridad en medio de tanta confusión. Un momento de "iluminación". Un momento de decisión.
Algunos de estos días han sido difíciles para mí. Porque soy desconfiada. Porque me cuesta trabajo pensar y creer que hay cosas buenas para mí. Siempre trato de pensar positivo, hasta cierto grado, pero... la realidad a veces golpea y golpea duro. Y vuelvo a convertirme en esa niña que no quiso subirse a la bici con su papá, por temor a caerse junto con él.
Desenmarañar todo esto me ha costado. Y mucho. Me ha costado algunos golpes emocionales. Sin embargo, hoy estoy agradecida y contenta porque cambiar la dirección no es fácil, pero cuando se hace, y cuando empiezas a ver que puedes enfrentar cosas y comenzar a tomar buenas decisiones, eso anima. Es como una persona con sobrepeso. Muchas veces intenta e intenta bajar de peso. Comienza dietas imposibles que no acaba, rutinas de ejercicio que lo dejan muerto y sin ganas de continuar al día siguiente, ¿cuanta frustración no siente esa gente? Desea cambiar, seguro que desea sentirse mejor. Pero hay "algo" que no le permite dar ciertos pasos. Tal vez es algo puramente físico, pero muy seguramente existe algo más allá de lo físico, algo que tiene que ver con sus emociones, con su ser interior. Hasta que un buen día... un buen día, comienza un proceso de transformación. Y cuando esa gente hace algo, que le empieza a resultar, se anima y continúa. Hubo algo que cambió.
Así me siento yo. No quiero que esto sea algo que sólo "siento" hoy. Realmente anhelo que los pasos que estoy dando me lleven a buenos propósitos. Ya no quiero desconfiar. Y sí, hoy por hoy sigo siendo emocional. Estoy escribiendo esto con mucha emoción. Con esperanza y para que posteriormente, cuando lo lea, me recuerde este instante. Esta emoción, que a luz del paradigma sobre el cual se basa mi emoción (la gracia), se constituya en algo a lo que me pueda aferrar en momentos de flaqueza.
Esta entrada va a ser poco entendible para cualquier otra persona que lo lea, excepto yo misma. Ofrezco una disculpa para aquél que lea esto y se quede con cara de WHAT? No quiero escribir todo, pero quiero escribir lo que estoy aprendiendo. Compartirlo para aquél que pudiera, en alguna forma identificarse conmigo. Todos tenemos procesos. Yo sigo pensando en la esperanza. No hay que perderla. Aunque las cosas parezcan difíciles. Sigue amaneciendo.
Buenas noches.